Querida familia del TWMC,

Gracia y paz a todos. Rezo para que este mensaje os encuentre bien a cada uno de vosotros.

Mientras escribo esta actualización, son las 5:55 de la mañana del martes, y estoy tomando un desayuno rápido antes de subir a nuestro autobús de delegados y dirigirnos al cuarto día de la conferencia de la Iglesia Metodista Mundial que se celebra aquí en San José, Costa Rica.

Antes de que empiece otro largo día, quería compartir una breve actualización de nuestra conferencia de convocatoria.

Permítanme comenzar aquí: La presencia del Espíritu Santo ha sido palpable. A través de la palabra, el culto, la oración y las discusiones, permítanme decirles que ha habido una presencia tan dulce y sentida del Espíritu Santo. Estamos experimentando un extraordinario mover de Dios, y estoy agradecido tanto de ser testigo de primera mano como de compartirlo con mis hermanos y hermanas en Cristo de todo el mundo. Verdaderamente, somos una Iglesia Metodista global.

Al entrar en nuestros últimos días, nos estamos centrando en varias decisiones importantes que darán forma al futuro de nuestra Iglesia. Entre las cuestiones clave que se están abordando figura la selección de obispos, en la que estamos discerniendo el mejor modelo de liderazgo episcopal para garantizar que nuestra doctrina se enseñe y defienda fielmente. Además, estamos formalizando nuestra constitución y ultimando el Libro de Doctrinas y Disciplina, sentando las bases de nuestra misión común.

A medida que avanzamos en estos próximos días y continuamos con estas conversaciones críticas, me encantaría hacer un llamamiento a la oración. En concreto, sería maravilloso que dejarais que Juan 17:20-23 guiara vuestras oraciones.

Iglesia, nunca me he sentido más lleno de energía en cuanto a lo que le espera a un pueblo llamado Metodista. Que Dios guíe nuestros corazones y mentes mientras buscamos Su voluntad para el futuro de la Iglesia Metodista Mundial.

Es un honor servir en un momento como éste.

La semana que viene se enviará un correo electrónico a toda la Iglesia con un resumen de todo lo que se ha hecho aquí en la Conferencia General.

¡A Dios sea la gloria, grandes cosas ha hecho!

En Cristo,