Pierce Drake, que creció siendo el único joven de su iglesia, no tenía ni idea de que esta experiencia influiría en su vida posterior y en su ministerio. Las relaciones intergeneracionales se convirtieron en parte de su identidad e influyeron en su forma de ver el ministerio. Pero el camino espiritual de Pierce no siempre fue fácil. Aceptó a Jesús como su Salvador cuando tenía siete años, pero en la escuela secundaria y la universidad, cuestionó su fe. Sus padres eran cristianos fuertes y Pierce sabía lo que se esperaba de él, pero luchaba con la creencia. Un amigo de la universidad le cuestionó su sistema de creencias, lo que le llevó a estudiar las religiones del mundo durante dos años. Como creció con el cristianismo y creía conocerlo, Pierce lo dejó para el final. Se sorprendió al descubrir que no conocía tan bien a Jesús. "Me encontré con Jesús al final de mi segundo año de universidad y, a partir de entonces, estaba en ello", dice. "Cambié mi carrera a religión y empecé a responder a la llamada y las puertas empezaron a abrirse". Después de graduarse, sirvió en dos iglesias de Londres (Inglaterra) durante un año, antes de volver al sur de Georgia durante cuatro años. Después de eso, se trasladó a Nashville, donde sirvió durante seis años. Pierce sirve ahora como Pastor de Formación en la Iglesia Metodista de The Woodlands, y siente que sus primeras experiencias en la iglesia le sirven bien. Pierce y su esposa, Claire, tienen dos hijos.