Tesoros

12 de diciembre de 2024 | Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Rev. Mark Sorensen

Mi nieto nos visitó hace poco aquí en The Woodlands y se metió en mi despacho y empezó a aporrear nuestro viejo piano vertical. Mientras escuchaba esas manitas golpear las teclas, me vinieron a la memoria recuerdos muy entrañables. Dato curioso: ese piano fue el primer mueble que compramos juntos mi mujer y yo hace más de 30 años. Cuando lo compramos, sabíamos que era viejo, pero después descubrimos lo viejo que era en realidad. Fue construido a finales del siglo XIX. ¡Qué sorpresa! Tiene una historia maravillosa y rica, y ese (no tan) pequeño piano ha sido un tesoro en nuestra casa desde entonces, recordándonos la alegría de encontrar algo significativo y hermoso.

Tesoros como ese piano son algo más que objetos: cuentan historias, guardan recuerdos y, en muchos casos, tienen un profundo significado.

En Lucas 2,19, leemos acerca de otro tipo de tesoro: "Pero María atesoraba todas estas cosas y las meditaba en su corazón." Mientras María reflexionaba sobre los extraordinarios acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús, es importante señalar que no se limitó a vivirlos, sino que los guardó en su corazón, atesorando su significado cada día de su vida.

Me pregunto. ¿Quizás podamos hacer lo mismo?

Mientras nos acercamos a la Navidad, ¿cómo podemos atesorar esta historia navideña en nuestras propias vidas? He aquí algunas maneras.

  • Reflexiona a diario. No dejes que la historia de la Navidad te llegue sólo los domingos por la mañana en la iglesia. Deja que te hable de maneras nuevas y frescas cada día, pidiéndole a Dios que te muestre algo nuevo sobre Su amor y fidelidad.
  • Comparte la historia. Habla con tu familia y amigos sobre lo que significa para ti el nacimiento de Jesús. Qué tesoro para transmitir a tu prójimo y a la próxima generación.
  • Vive el mensaje. Deja que la esperanza, la alegría, el amor y la paz del nacimiento de Cristo brillen en tus acciones y palabras en estas Navidades.

Como María, atesoremos la maravilla de la historia de Navidad en nuestros corazones, pero también demos ese tesoro a los demás. Eso, amigos míos, es un regalo de significado eterno.

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