El viento del Espíritu

23 de mayo de 2024 | Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Rev. Mark Sorensen

Una vez escuché la historia de un pastor que quería predicar a partir del pasaje de Pentecostés que se encuentra en Hechos 2. En el relato de la llegada del Espíritu Santo, los primeros congregados en el aposento alto oyeron lo que se explicó como un "fuerte viento" (Hch 2,2). Al querer relacionar el Espíritu Santo con un fuerte viento, se le ocurrió una idea.

Era buen amigo de un viejo capitán de barco que llevaba más de 50 años trabajando en alta mar. ¿Quién mejor que él para explicarle el viento? Así que concertó la cita y se sentó con el capitán.

"Señor, ¿puede decirme todo lo que sabe sobre el viento?", preguntó el pastor, esperando una larga explicación. En lugar de eso, obtuvo algo inesperado.

"A decir verdad, sé muy poco sobre el viento. Es muy misterioso". El viejo capitán de barco se recostó en su silla y reflexionó un momento. Luego, se inclinó hacia delante y dijo lo siguiente: "Por mucho que no sepa sobre el viento, puedo decirte que hay una cosa que sí sé. Sé cómo ajustar mis velas".

Me encanta esa historia.

Tengo una cita que cuelga en mi despacho aquí en la iglesia de G. Campbell Morgan que dice: "No podemos organizar el avivamiento, pero podemos desplegar nuestras velas para atrapar el viento del Cielo cuando Dios decida soplar sobre Su pueblo una vez más."

Amigos, qué alegría ver soplar los vientos del Espíritu Santo en la Iglesia.

Me encantó que este domingo pasado no sólo fuera el Domingo de Pentecostés, sino también el Domingo de la Confirmación, en el que más de 200 alumnos de 6º curso completaron oficialmente una clase de Confirmación de 10 meses y se convirtieron en miembros de nuestra iglesia.

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La semana pasada, también compartimos la noticia de que debido a que estamos creciendo, necesitamos hacer espacio para que más personas escuchen la Buena Nueva de Jesucristo. Si te perdiste esa noticia, lee más sobre lo que nos espera.

Amigos, el viento del Espíritu sopla en la Iglesia.

Sigamos desplegando nuestras velas y siguiendo las indicaciones del Señor.

A Dios sea la gloria,

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