Descansar y renovarse
13 de junio de 2024 | Tiempo de lectura: 2 minutos
Por: Rev. Mark Sorensen
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. - Mateo 11:28-29
Gracia y paz, amigos. Rezo para que esto os encuentre bien.
¿Has sentido alguna vez un empujón del Espíritu Santo que no has podido evitar? Desde hace un tiempo, siento que el Espíritu me guía a un lugar tranquilo para una temporada de escucha, oración y reflexión. Mientras lees esto, estoy haciendo precisamente eso. Estoy escribiendo este devocional temprano y deberías recibirlo más o menos cuando me embarque en una semana sabática de silencio. Sin teléfonos, sin tecnología, sin hablar, sólo unos cuantos libros, una Biblia y un bolígrafo y papel. Para ser honesto, ¡estoy ansioso y expectante por ver lo que el Señor tiene que decir! (Cuando me veas, no dejes de preguntarme cómo me fue :) )
Al prepararme para este tiempo fuera, he estado pensando mucho en una invitación que recibimos de Jesús.
En Mateo 11:28-29, Jesús nos da dos maravillosos recordatorios que hablan de lo que Él ofrece a las almas cansadas en lo que a menudo puede ser un mundo acelerado y abrumador.
Uno, el descanso es una invitación divina. Jesús comienza con estas palabras: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré". No es sólo una llamada al descanso físico, sino a un descanso espiritual más profundo. En nuestras rutinas diarias, puede ser tan fácil sentirnos agobiados por las responsabilidades, las preocupaciones y las exigencias de la vida. Qué hermoso es saber que Jesús comprende nuestras luchas y nos ofrece un lugar de descanso en su presencia.
Cuanto mayor me hago, más me doy cuenta de que tomarse tiempo para descansar no es un signo de debilidad o falta de compromiso. De hecho, ¡es todo lo contrario! Es un reconocimiento de que necesitamos la fuerza de Dios para sostenernos. ¿Cómo está tu alma hoy? ¿Cansado? Reserva algo de tiempo y acepta la oferta de Jesús. Simplemente "estate" en Su presencia.
Dos, aprender de Jesús trae renovación.
Jesús continúa: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas." Es interesante observar que un yugo, en términos agrícolas, es un travesaño de madera que se sujeta sobre el cuello de dos animales y se fija al arado o al carro que han de tirar. Así, cuando Jesús nos invita a tomar su yugo, nos está ofreciendo una asociación en la que Él lleva la mayor parte de la carga y nos guía con su corazón manso y humilde.
¿No es precioso?
Aprender de Jesús significa adoptar sus caminos de humildad, mansedumbre y confianza en el Padre. Cuanto más caminamos junto a Jesús, más nos transforma, renueva nuestra mente y nuestro corazón, y nos permite afrontar los retos de la vida con gracia y sabiduría. Caminar con Jesús es aprender de Jesús, y cuanto más nos parezcamos a Jesús, más nos traerá Su transformación un descanso profundo y duradero para nuestras almas.
Así que ahí está la invitación.
Rezo para que encuentres un poco de tiempo para aceptar la oferta de Jesús. Tanto tú como tu alma os alegraréis de haberlo hecho.
Hasta pronto, amigos.
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