Una saludable ración de alegría
30 de enero de 2025 | Tiempo de lectura: 1 min
Por: Rev. Mark Sorensen
Gracia y paz, amigos míos. Rezo para que esto os encuentre bien.
Un día de la semana pasada, mi vecino me contó una historia que se me ha quedado grabada. Hacía poco que había salido de su casa y había notado un ligero olor a gas. Preocupado, hizo lo correcto y llamó a la compañía del gas. Poco después de esa llamada, llegó un técnico y empezó a inspeccionar las tuberías. Pero lo que ocurrió a continuación sorprendió a mi vecino. En lugar de utilizar un artilugio de alta tecnología, el técnico metió la mano en su bolso y sacó una botella de lavavajillas Joy.
Curioso, mi vecino preguntó: "¿Por qué Joy?".
El técnico sonrió y dijo: "Nada identifica y nos muestra las fugas como Joy".
Esa frase se me quedó grabada.
En Filipenses 4:4, Pablo (con grilletes y encadenado a un carcelero) escribe : "Alegraos siempre en el Señor. Lo repetiré: Alegraos". Es una orden audaz, que nos llama a aplicar la alegría a diario, no sólo cuando la vida es fácil, sino incluso en las épocas difíciles. ¿Por qué? Porque la alegría, como el jabón, revela lo que está oculto. Pone al descubierto los lugares en los que podríamos estar perdiendo fe, gratitud y confianza.
La verdad es que todos tenemos "goteras": preocupaciones, frustraciones o luchas que agotan nuestro espíritu. Pero cuando elegimos aplicar la alegría del Señor, sucede algo poderoso. Comenzamos a ver nuestras circunstancias a través de una lente diferente. Pasamos de la queja a la gratitud, de la desesperación a la esperanza.
¿Y si hoy tomaras la decisión de aplicar generosamente una buena dosis de alegría a tus actividades diarias? En tus conversaciones, en tu trabajo, en tu culto, deja que la alegría sea el filtro a través del cual vives. No una felicidad pasajera basada en las circunstancias, sino una alegría profunda y duradera que se encuentra en Cristo.
Porque nada revela y restaura tanto como la alegría.
- Rev. Mark Sorensen