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La historia de Karen

Echo de menos a mi padre. Sabía que se acercaba el momento con cada llamada telefónica... con cada abrazo. Sabía que el sonido de su voz se hacía más precioso... oh, tan precioso... con cada palabra que pronunciaba. Aunque me daba cuenta de que se estaba alejando de mí, no tenía ni idea de lo mucho que estaba a punto de perder... ni de lo mucho que iba a ganar.

Una de sus canciones favoritas era "Where No One Stands Alone". Hace un tiempo me descargué la versión del trío Gaither y se la puse a papá. Aunque su voz era débil, cantaba con él. Fue uno de esos momentos que desearías poder congelar en el tiempo. Ahora sé una de las razones por las que le encantaba esa canción.

Perder a un ser querido -Glenn, papá, mis abuelos- te hace darte cuenta de lo mucho que Dios te ha dado. He llegado a saber lo verdaderamente bendecido que soy - ahora con cosas materiales - pero las cosas que el dinero no puede comprar.

Estoy luchando con las palabras aquí - tratando de conseguir mi punto a través de ... así que voy a decir. Me di cuenta esta mañana que el regalo más grande que mi papá me juego ... la herencia que eclipsa todo el dinero y la propiedad que nunca puedo ver ... es el regalo que mi papá me dio cuando me llevó a Cristo. ÉL fue quien me habló de Jesús. El fue quien me levanto los domingos por la mañana y arrastro mi trasero a la iglesia. ÉL fue quien insistió en rezar antes de cada comida. ÉL era el que se sentaba en la sala a leer su Biblia. ÉL era mi ejemplo. El regalo que me dio... llevándome a amar a Jesús y a creer en el amor de Dios... supera con creces cualquier cosa de valor material. Nadie puede nunca... NUNCA... quitarme eso.

Gracias, papá. Me diste un lugar donde nadie está solo. Te quiero.


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